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No mires debajo de la cama

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No mirar debajo de la cama  era el consejo que Tomas recordaba de su hermano mayor, pues debajo de ella, había monstruos, criaturas extrañas en busca de  niños curiosos para saborear  o raptar, esperando usarlos como mascota en el mundo oscuro. Con una advertencia así, se mantenía a raya, y por supuesto muy asustado. Pedía que lo acompañaran hasta el pie del mueble, o pasaba corriendo, saltando desde lo más lejos posible tratando así de evitar que algo le tomara de los pies. Una noche, sin querer, de tanto moverse, la manta se corrió un poco, y sintió el frio, quiso jalarla, pero al parecer estaba atorada con algo, en el segundo intento puso tanta fuerza, que pegado a la cobija, vino también aquello que la detenía, se trataba de una mujercita graciosa, con apariencia de  anciana en miniatura . Esta señora le daba golpes al niño para que soltara la manta, pero lejos de herirlo, le causaban cosquillas, ya que lo hacía con una diminuta rama que le servía de bastón. Desp...

La muerte les jugo una mala broma

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Juan Pablo Martínez y Eliseo Ramírez , eran dos amigos inseparables, que continuamente estaban en los  antros de moda  en busca de encontrar diversión, ese día, era  1 de Noviembre , unos días en donde se le da  culto a la muerte en la ciudad de México  y en todas las ciudades del país, el salir a divertirse se consideraba una falta de respeto para los difuntos, ellos hicieron caso omiso, a los reclamos de los familiares, salieron al sitio de moda, en busca de lo que todo joven de su edad busca y es conocer a las mejores mujeres del lugar. Como era de esperarse, el lugar en ese día memorable, parecía un desierto, pero al parecer la suerte de ellos cambio radicalmente, cuando en la entrada vieron llegar a un par de damas, que incesantemente los miraban, como invitándolos a hablar, Juan Pablo, es más aventado de los dos, corrió a su encuentro, presentándose con las bellas chicas, ellas se dejaron mimar, y estuvieron parte de la noche, bailando sin parar, ellos se ...

Debajo de los puentes

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El sol se escondía lentamente tras los altos edificios, dejando que las  frías sombras ennegrecieran el paisaje . La gente volvía con prisa a sus hogares, antes de que la niebla les impidiera ver un paso enfrente de ellos. Suerte para aquellos que tenían auto o alcanzaban el transporte, mientras que otros tantos se dedicaban a caminar largas distancias entre calles, caminos y puentes. La helada noche era apresada por el silencio, creando un tétrico panorama para los transeúntes, pero no había otra opción, más que seguir caminando. Así lo hacían Luis y Roberto, un par de amigos que vivían en el mismo barrio y se encontraban al salir de sus respectivos trabajos para no realizar aquel viaje solos. Por seguridad, tomaban diversas rutas según la situación lo ameritaba, en esa ocasión decidieron ir por debajo de los puentes, que parecía el mejor iluminado, al menos por los cientos de coches que transitaban sobre ellos. En medio de su plática, ambos detuvieron el paso al escuchar a sus es...

No tengas prisa!!

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Se acercaba el cumpleaños del  abuelo Emilio  y sus familiares le estaban preparando una fiesta sorpresa, solo faltaban un par de detalles en los que se necesitaba la colaboración de la abuela, sin embargo no pudieron encontrarla cuando la llamaron, por eso dejaron un mensaje en la contestadora. Horas más tarde, Juan vio que un taxi llegaba hasta la puerta de su casa, y de ahí bajaron los abuelos, sabiendo el tema a tratar, rápido el chiquillo fue por el viejecito para entretenerlo en su habitación mientras los demás hablaban sobre su fiesta. El pobre ancianito lucia muy  cansado y apesadumbrado , hacia esfuerzos para sonreír ante todas las gracias de Juanito, pero no pronunciaba ni una sola palabra. Pasado un rato el niño se dio cuenta del semblante tan triste que su abuelo tenia, hasta parecía que las lágrimas estaban atrapadas en sus ojos, quiso abrazarlo para consolarlo, sin embargo el hombre levantó su bastón, apuntándolo hacia el chico para que este no se acercara m...

La sonrrisa de cristina

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La noche se tornaba sombría;  la escasa iluminación de las calles era absorbida por la oscuridad , llenando todo de penumbras, que solo se acompañan por el sonido de la lluvia golpeando el asfalto. Las personas se habían guardado en sus casas, solo quedaron aquellos que caminaban por necesidad. Entre ellos Romina, una chica de humilde procedencia, que no ajustó ese día para el transporte que la llevara de la universidad a su casa. Era algo común para ella, muchas veces había recorrido ese camino en las mismas condiciones, pero eso no evitaba que se le crisparan un poco los nervios. A pesar de que el frio obligaba a todos a esconder su rostro bajo sombreros, bufandas o abrigos, causando cierta desconfianza al cruzarse unos con otros, Romina estaba consciente de que lucía igual de sospechosa que ellos, y se movía con cautela para no causarle un susto a alguien. A pocas calles de su casa, sintió alivio, ya estaba en sus terrenos y eso le daba seguridad, sin embargo, al doblar la esqui...

El pozo de los deseos

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Restaba menos de un mes para que se cumpliera el plazo de entrega de su manuscrito y él ni siquiera lo había empezado, pasaba por uno de esos famosos «bloqueos de escritor», tratando de evitar distracciones se enclaustró en una humilde cabaña en medio del bosque, donde pasaba horas divagando junto a un pequeño pozo al que hizo su amigo, esperando que este le concediera el deseo de escribir un libro entero en menos de una semana. Cuando el pozo respondió, lo hizo con una tímida voz de niña y propuso ayudarlo a cambio de  diez gotas de sangre . No había tiempo para desperdiciar una oportunidad así, el hombre aceptó el precio sin dudarlo, de inmediato hizo cortadas en sus dedos, para dejar caer la sangre que le pedía el pozo. Tras cada una de ellas, parecía que el túnel cobraba vida, las paredes se movían al ritmo de sus cálidas exhalaciones, dejando escapar suspiros de alivio y éxtasis. También la tierra rugía, como si descansara debajo de ella una enorme bestia, tras la última gota,...

La chica de la curva

Existen diferentes versiones, pero todas ellas tienen un denominador común: una joven enfundada en un vestido blanco. Cuenta la leyenda que un padre de familia volvía del trabajo a casa por la carretera de las Costas del Garraf. Era una noche lluviosa, el frío empañaba el parabrisas y el cansancio empujaba sus párpados hacia abajo. A medida que avanzaba por la carretera, las gotas golpeaban con más violencia los cristales de su coche, que perdía estabilidad en el serpenteante trazado del asfalto. El hombre agudizó los sentidos y redujo la marcha. En ese mismo instante, los faros del vehículo iluminaron la figura de una chica que, empapada por la lluvia, esperaba inmóvil a que algún conductor se apiadara de ella y la llevara a su destino. Sin dudarlo ni un momento, frenó en seco y la invitó a subir. Ella aceptó de inmediato, y mientras se sentaba en el lugar del copiloto, el chofer se fijó en su vestimenta. Llevaba un vestido blanco de algodón arrugado y manchado de barro. Por su pelo e...